domingo, 6 de diciembre de 2009

Blümchen

Admiradora de objetos mínimos. Amante de señores. Apasionada, libre, cuerda y demente. Masoquista intelectual. Colgada de la palmera. Musa inspiradora.
Se regocijaba hasta el éxtasis absoluto con una buena clase de filosofía. Llenaba sus pulmones de naturaleza y sus ojos de fotografía.
Creía, con una variable convicción interna, que otro mundo era posible y lo hacía funcionar, de alguna manera, a su alrededor.
Nunca terminó de descifrar el código masculino, era consciente de ello y eso la fascinaba.
Disfrutaba enormemente examinar los detalles de las aventuras sexuales de su mundo circundante. A veces no medía el efecto de la combinación de su cuerpo, su actitud y sus dichos. Quién no se vio alguna vez excedido por sí mismo.

Vivió sus tragedias temprano, e intentaba dejar de reproducirlas, tarea difícil para una mente hiperactiva. Es que la búsqueda del arte, esa aventura terrorífica que la llevaba a la constante búsqueda de regiones inexploradas, amenazando a su alma con la muerte terrible a cada giro, convertía a su existencia en parte de ese film sin final determinado.

Un día hablamos de la muerte. No quiere, no queremos morir sin ver la India. Sin pasar más noches en velo en Mar del Plata, sin tomar té 5 veces por día, si caminar por horas sin rumbo, sin compartir niveles más abstractos de conciencia, sin mirar aquella película, sin musicalizar aquellos momentos, sin dejar de sentirse plena un instante, sin olvidar para qué está y sin dejarse llevar por el espiral tramposo de la cotidianeidad.

Me abrió las puertas de su casa, su vida y su alma. Rió y lloró conmigo. Me retó, me halagó, se avergonzó. Salimos, entramos, soñamos, planificamos, filosofamos y compartimos… mucho.

Dentro de su complejidad sólo buscaba simpleza. Quizás encontrar parte de su yo en el reflejo de otra alma que le proveyera paz a su floreciente existencia. Es que con proporcionar paz a otros no le alcanzaba.

A veces no sé qué haría sin ella. Sin la charla contenedora a las 3 am, sin ese mundo simbólico – y real- compartido, sin su espacio en mi alma.

Gracias, Blümchen. Ojalá estas líneas te devuelvan alguna visión del mundo que me mostraste.

1 comentario:

  1. Tomá mate. Pucha que el ser humano deja huellas en su existencia. Ojalá la gente pudiera sentir más, así como vos.
    Porque estar vivo es un poco esto. Ahora entiendo el llanto de Blümchen.
    Excelente, Chispa.
    Besos

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