lunes, 17 de agosto de 2009

El joven manos de tijera

Palermo, 11 am. Mi peluquero no estaba.

“Podés sacarte otro turno… O te puedo cortar el pelo yo”, me dijo. Dudé. La cabeza no se le entrega a cualquiera, decía María Antonieta.

Dudé más (soy mujer). Dí vueltas, me tomé un café. Sus tatuajes me convencieron. Bueno, y todo lo demás también.

Era Liam Gallagher versión peluquero. Casi un mono con navaja con un charm indescriptible.

“Bueno, pasá por acá, sentate…” me moví como quien camina por la milla verde. En todos los sentidos. “¿Qué vamos a hacer?” preguntó. La pregunta más fácil del mundo con tantas respuestas… pensé.

Movía sus manos alrededor mío como si cuidase de una reliquia de vidrio. Sentía la sutileza del roce de sus dedos acariciar mi pelo con una suavidad muy poco usual para ser hombre. Su cercanía me permitía percibir su absolutamente seductor perfume… comentario que no me reservé, dada mi naturaleza desfiltrada.

No ahorró elogios a mi ojerosa cara de laburante. Para él, merecía ser mostrada, lo que se convirtió en su objetivo del día. El resto de los peluquería-asistentes observaba con sorpresa como la piba no se inmutaba al ver su lacia cabellera desaparecer entre las tijeras del Gallagher argento.

Y nos dieron las 10 y las 11, las 12 la 1 y las 2 y las 3. La sesión duró bastante más de lo que dura un corte usual. Será por su obsesión de perfección o la mía. Así fue que me retiré del local, con mi macho-look, con 40 pesos menos en el bolsillo y un “hasta pronto hermosa” resonando en mis oídos.


Moraleja: Qué barato nos hacen felices. Nunca aprenderé.

1 comentario:

  1. Que maravilla saber de ti! No se si vos me recordarás.. comenzamos estudiando la misma carrera.. despúes el destino (y tu decisión de estudiar "otras cosas") te llevaron a otras aulas.
    Nos reencontraríamos en tus materias obligatorias, que yo tomaba como optativas. Que gusto haber conocido a alguien como vos.
    Hoy, este esporádico lector de blogs disfruta viendo a través de tus ojos esas imágenes que solo se muestran a quien está dispuesto a observarlas.
    Te dejo un beso muy grande y felicitaciones por "tu nuevo chiche".
    Te estaré leyendo!

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